La Bicicleta

Restaurante la Bicicleta Hoznayo Cantabria

El crítico gastronómico sale esta vez a comer fuera de la provincia de Huelva para contaros su experiencia. Mientras, la criticona no deja de molestarle con sus incómodas preguntas. 

criticas gastronomicas huelva

Restaurante "La bicicleta", Hoznayo (Cantabria): Acogedora casona solariega en la que disfrutamos de un menú “rompepiernas”.

Tu última crítica gastro fue la cenita japo en casa y ahora te has pirado a la otra punta de España!!

Pues si querida, hay que disfrutar la gastronomía de las diferentes regiones de nuestro país, mientras sigamos teniendo país.

Uy, qué intensidad, nada más empezar, venga cuéntame la experiencia.

Fenomenal, la verdad, muy interesante la propuesta de La Bicicleta, restaurante que acaba de renovar este pasado noviembre su estrella Michelin.

Merecida creo yo.

Parece que estés parco en palabras hoy.. ¿que fue en una de las reuniones del club gastronómico ese ?

Con ocasión de su reunión anual.

Sabes que solo vamos a restaurantes de alta gama, y el elegido este año ha sido este magnífico restaurante situado a escasos treinta minutos de Santander, en un pueblecito entre el mar y la montaña.

Una bonita y acogedora casona con la fachada de piedra típica de esta zona y con un decoración interior muy refinada.

Casona típica del norte en la que uno barrunta que va a comer bien..

“La bicicleta”, un nombre un poco falto de glamour para un estrella Michelín, ¿estás seguro de que la tiene?

Te lo juro por Claudio Chiapucci.

Te cuento el porqué del nombre.

Eduardo Quintana, propietario del restaurante, antes de convertirse en un magnífico chef, fue ciclista profesional, ganador incluso de carreras importantes como la Vuelta al País Vasco.

Pero en una etapa de alta montaña, a punto de coronar, le vino a visitar el tío del mazo y pensó esto seacabao

Total, que regaló la Pinarello a su sobrino, se puso el mandil y en vez de tatuarse una cadena se dibujó un cuchillo en el antebrazo. 

Así, comenzó a labrarse una nueva carrera, no ya sobre dos ruedas sino en los fogones de los restaurantes de la zona, ya sabes, una de las canteras más potentes culinariamente de nuestro país, si es que todavía puede seguir llamando….

Aquí tenemos a Edu, ¿te atreves a decirle que no te gusta su hojaldre?

¿Te ha hecho gracia esa tontería de viajeles, no?

Rogelia.

¿Qué?

Ná. 

Pues eso, Edu y su pareja, convirtieron un antiguo almacén de ruedas en el pedazo de restaurante que es actualmente.

Y, sí, hace unos años alcanzó ese preciado trofeo gastronómico que ha mantenido hasta hoy. 

Deseguida vas a entender los motivos.

Imagina que chispea un poco pero estás conversando aquí con un buen amigo agitando una copa de Luis Felipe.

Háblame de ese menú rompepiernas, ¿que significa esa palabreja?

Si hubieras hecho algo de deporte en tu vida, incluso te valdría haber visto el Tour… sabrías que se conoce como rompepiernas aquella etapa trazada con continuas subidas y bajadas. 

El tema es que el menú degustación que elegimos, denominado «La Vuelta» me pareció un poco rompepiernas, pues porque se alternaban bocados muy buenos y otros que, digamos, me dejaron un poquito indiferente.

Y qué llevaba ese menú, anchoas, cocido lebaniego…

Y de postre sobaos.

Anda, no me seas cateta.

Las etapas de las que se compone beben de la cocina tradicional vasca y cántabra, mucho mar y huerta.

De hecho, en el tour por las instalaciones de la casa, nos enseñaron un pequeño huerto de verduras y hierbas aromáticas e incluso frutales, materia prima con la que confeccionan algunos platos como los  entrantes de bienvenida, un sabroso caldito de verduras para abrir boca y asentar el estómago (Gracias Edu, nos vino deluxe 😎).

Le siguieron unos hojaldritos de puerro, y con un más que agradable bocado de brócoli emulsionado, cerramos esta hortícola etapa.

Caldo de verduras al fondo, y tapitas de entrada, cucharillas de tomate pasificado: bloody Mary style.

Bah…verduritas.

Espera que agarro los frenos porque empieza el descenso hacia las profundidades marinas.

Después de estos entrantes…

¡que tenías razón!

vino la ¡¡mítica anchoa del cantábrico!!.

¡No ves ceporro!

La Gilda es una riqusíma anchoa acompañada esferificación de aceituna y piparra.

Buah! que maravilla esa mezcla, sa-bo-ra-zo. 

Le siguieron una almeja fina al ajillo, y, con una versión deliciosa del tradicional bocadillo de rabas, muy propio de Santander, pusimos fin al serpenteante descenso hacia el cantábrico.

Tocaba bajar la cremallera del maillot, tirar el periódico a la cuneta e hidratarse un poco.

Bocadillo de rabas moderniki. Ummm!!

tapa de anchoa en restaurante la bicicleta, hoznayo

«La Gilda», si vas a Cantabria y no pruebas las anchoas no veas más El Hormiguero.

Me están empezando a poner nerviosa con los símiles ciclísticos, te lo advierto!

¿Con que maridásteis la cosa?

No si sabes que los del club somos muy de vinos alemanes, nos encantan (Hola Pablo). 

Entonces, preguntamos a Angel Garó, jefe de filas del equipo «La Bicicleta» qué nos recomendaba de acuerdo al menú y el chaval, muy majo él, se vino arriba con las explicaciones.

Angel Garó

La cara que puso cuando le preguntamos la región exacta del blanco alemán que tenían en bodega. 

Un momento, el muchacho, el chaval, Angel Garó, qué dices… ¿ya ibas pedal ?

¿No decías que no te gustaban las metáforas ciclistas..?

Quizir, que este hombre, omnipresente durante nuestra estancia en La Bicicleta, no se bien que profesión desempeñaba,

como somelier explicaba la tanicidad de los vinos, como maitre precisaba al detalle la composición de los platos que el mismo, como camarero, iba disponiendo en mesa.

También nos retiraba las copas en las que aún quedaba algo de vino para  entregarnoslas un rato después de llevarnos de tour por la casa.

Digamos que era el todoterreno que todo equipo querría tener en sus filas.

Luego te cuento más sobre él y su currículum con Quique Dacosta… vas a flipar con lo de la Nasa.

Por cierto, premio especial de la montaña para su gregario de lujo, Yamil, el Camavinga del equipo de Hoznayo. 

¿La Nasa, Camavinga? 

Si es lo que te digo, que no sabes beber …

Hablando de beber, la bodega del restaurante no pasó del bien.

Está el listón alto después de nuestro paso por el restaurante de las bodegas de Pago de Carrovejas, acuérdate.

¿Y el vino alemán, al final, qué?

GG.

¿De que te ries, atontao ?

No sé como sigo hablándote, ¡qué maneras chica!.

No me estoy riendo es que era un GG, mira.

Venga, dale vida a esto.

Vamos que nos vamos.

El siguiente punto de avituallamiento era en barra, con vistas al ajetreo del equipo de cocina.

Allí disfrutamos tanto de ver trabajar a los profesionales,

— un placer en sí mismo cuando uno está de descanso, (qué silenciosos, parecían japoneses más que españoles) supongo que es en estos detalles donde uno aprecia estar en un estrella michelín

–como de los dos pases que nos pusieron.

Pues allí en la barra, uno de los cocineros, que no debía tener más de 20 años, nos presentó un par de bocados excelentes, un erizo de mar en gelatina de su agua, con huevas de trucha y gel de jengibre escabechado, y el Gamba Roll: un brioche de gamba alistada, holandesa de mango y gambas tostadas.

Casi ná chiquilla.

Arriba. Erizo de mar. Debajo, el brioche. Que rico un buen brioche calentito con lo que sea dento + holandesa de mango.

Por ahora te encanta todo, ¿qué fue lo que no te gustó?

Te cuento.

Copita de blanco en mano, nos levantamos de los taburetes para ¡por fin! arribar a la siguiente etapa.

La etapa reina.

Dios, ya te vale ¿no?

Que se llama así coñe!.

Por fin, sentados en una elegante pero sobria mesa,  y completamente solos en el salón de arriba de la casona (otro gran placer) empezaron a llegar los platos principales del menú.

Moto uno a moto 2.

Cuidado porque viene el bocado más gustoso de toda la carrera, unos boletus estofados, con presa ibérica, tierra de almendras y chirivía de nuestra huerta.

Si esto no es marca España, tu me dirás.

Pero espera.

No haciéndole la goma al anterior, un minúsculo pero sabroso trocín de bogavante al estilo chili crab y pan chino.

Un bombazo también.

Y que pasa con la carne, tenía entendido que en Cantabria había vacas, ¿o era en Asturias?

Sí que las hay.

Y patos también.

Azulones para más señas.

Mira.

El Alpe D´Huez de La Bicicleta, era un pato azulón.

Te cuento como iba cocinado:

Los muslitos del pato, barnizados con una laca de chirimoya panameña  tamizada con láminas de mango tostado

….igual me estoy liando…

te dejo con el chef que lo explica mejor.

NO te cortes dale al PLAY.

¿Cómo te quedas ehh ?

Para mi gusto no estaba tan bueno como presagiaba esa presentación, y es que como acostumbro a cenar pato casi todos los martes por la noche…pues no sé, no me sorprendió positivamente.

Bueno, eso de cenar pato los martes … una pizza dr. Oetker como mucho.

Jajaja

¿Montaña rusa de sensaciones?

Odiosa metéfora, pero cierto. 

¿Me cuentas ya lo de La Nasa? …ya están las rebajas de Hoss Intropia.

Al tiro.

Una nota diferenciadora de los estrellas Michelín son las detalladas y corteses explicaciones del personal sobre lo que vas a degustar, ya has visto al chef del bigote.

Pues otra fue lo La Nasa.

Y es que nuestro ya por entonces amigo Garó, al que de nuevo pedimos recomendación para maridar los platos principales, se vino arriba y nos vendió primero un tinto italiano, Ochipinti.

Como a más de uno le dejo indiferente, con la siguiente botella no quisimos arriesgar, así que le pedimos un godello.

Aceptando nuestra petición, se tomó la libertad de ofrecernos un godello que  cosechaba un amiguete suyo, una edición limitadísima, -muy pocas cepas en pocas hectáreas-, y con un precio al que se lo habían dejado, que se cuatriplicaría si lo pidieras en El Celler de can Roca.

El lo sabía de buena tinta.

Para rematar el storytelling, el tapón de la botella, aseguraba él, estaba confeccionado por los ingenieros de La Nasa. 

Superados por la clase de marketing culinario, y como íbamos a rueda, pues nos dejamos llevar.

Ahora bien, nuestros caretos -ya un poco curtidos en estas vides– lo decían todo.

Corquis N.a.s.e.n.s.i.s

Vamos cerrando que me duermo.

Espera chiquilla que los señores acaban con un buen postre.

Llegamos al clímax, perdón, a la cima, con la dulce etapa de otoño.

Ojocuidao que teníamos a un familia de pasteleros en la mesa, eh.

Pues hasta él calificó como antológico el hojaldre de Edu.

El mismo subió a saludarnos a la vez que nos detalló la forma manual de hacer el hojaldre.

¿Sabes la sensación esa de tener un dulce delante que te dice cómeme cabrón y tener que esperar 5 min de explicación antes de poder hacerlo?

Relleno de crema tostada, tofe de Oporto, avellana y su helado.

Impecable.

La cara de Rodri pensando… eso también lo hago yo.

Pero si esta maravilla no fuera suficiente, no te pierdas el helado de laurel, ricotta de leche de oveja, granada y queso.

Y para cerrar la bacanal, como último pase dulce, unos golosos babá al ron con merengue tostado.

Tócate el merengue.

No healthy del todo, pero un día es un día, colega.

¿Babá?

Baba la que se me está cayendo a mí, jodío. 

No me extraña, pues súmale eso unas deliciosas pastas de mantequilla, con las que acompañamos el café y que hicieron que saliéramos de allí rodando.

Tocaba ir sacando ya la tarjeta.

Festivamente.

Cuando llegó el fatídico papelito que desglosa platos y euros dentro de su estuche de cuero, a más de uno le dio una buena pájara.

Lo que te digo, cansino hasta el final.

Vamos Real!

¿Qué dices abombao?

Vaya creía que..

Cariño, te dejo, que me llaman para subir al pódium.

Hasta la próxima!😜

Restaurante «La Bicicleta».  Barrio La Plaza, HOZNAYO, Cantabria, 39716, ESPAÑA

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El Bohío: Alta restauración y sobriedad manchega son las bazas del televisivo Pepe Rodríguez para hacernos disfrutar de una cascada de espectaculares bocados.

los callos de Pepe Rodríguez Masterchef (El Bohío)

El crítico gastronómico sale esta vez a comer fuera  de la provincia de Huelva para contaros su experiencia. Mientras, la criticona no deja de molestarle con sus incómodas preguntas. 

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El Bohío: Alta restauración y sobriedad manchega son las bazas del televisivo Pepe Rodríguez para hacernos disfrutar de una cascada de espectaculares bocados.

Buenooo ¿por fin te has quitado la boina y has salido de Huelva para comer en un estrella Michelín, no?

Ea, ya estamos! que no es la primera vez que voy a uno ehh!! 

¿Quieres que te recuerde que estuve comiendo en el de Xanty Elías, que es el primer chef de Huelva con estrella Michelín?

Pero sí, tienes razón…a  veces es necesario salir de Huelva.. y es que, sino lo sabes te lo digo, formo parte de un club gastronómico muy top, que esta ocasión ha elegido el restaurante de Pepe Rodríguez en su cita anual.

Y lo hemos escogido por muchas razones, entre ellas por Pepe.

La verdad es que Pepe es un tío que me cae estupendamente y me gusta su forma de entender la cocina, que aunque no deja de tener toques vanguardistas, al menos son elaboraciones que sabes lo que comes, conoces los sabores, y el tío los combina de maravilla, rindiendo culto sobretodo, a la no muy conocida gastronomía manchega.

Luego te contaré algo más personal sobre el de masterchef, a tí que te gusta el morbillo…

Y que tal, qué fue lo que más te gustó de la experiencia, si es que recuerdas algún plato, porque tú…

pollo al curry Pepe Masterchef

Pollo al curry enterrado en cenizas del volcán de La Palma.

Claro que me acuerdo, no bebí tanto vino!

Mira.

Antes de hablarte de lo que fue una experiencia algo más que notable, te diré que el restaurante en sí tiene unas instalaciones y una decoración muy sobria, sobriedad que roza el exceso.

Me temo que lo que pretende el popular chef es proporcionar a los comensales del restaurante, al que seguro acuden personas de muchos rincones del mundo, aparte de una suculenta jornada culinaria, una pequeña representación de lo que es la cultura castellano manchega, su tierra.

Ya el exterior el establecimiento que fue una casa de comidas de pueblo, reconvertida a restaurante de lujo, te va contextualizando lo que verás en el interior.

Lo primero que tienes tras la recepción, es la enorme cocina, pulcra e iluminada….después subes las escaleras que lleva a la sala, y ahí ya notas que la decoración te habla del lugar en el que estás.

Destacan las maderas, espartos, cojines de lana, vasijas, elementos de la labor, del campo, y todos ellos conviven aunque tengo dudas de si bien o…con lámparas y otros elementos de diseño vanguardista.

De hecho, nuestro reservado no tenía más elementos decorativos que una cortina de esparto, como la que puede haber en casa de tu abuela la del pueblo (no te ofendas eh), situada en una pared  y, en otra, una puerta antigua de madera (restaurada imagino) con su cerrojo gordo incluido.

Colgada del techo si había una lámpara moderna, de mil bombillas que le daba el contrapunto cool a la estancia.

Podemos decir que la cocina de Pepe es un poco así, sabores tradicionales con toquecitos de modernidad.

Uyyy….¿que metáfora más cursi te has marcado, no? pero …  ¡me vas a hablar de la carta o no!

Venga, vamos a ello.

Verás, en El Bohío no hay carta, lo que Pepe propone al comensal es que elija entre tres menús, tradicional, degustación, y de temporada.

Unos con más platos que los otros con la consiguiente diferencia de precios. Estos menús puedes acompañarlos del maridaje de vinos a su elección o bien tu pides la bebida que prefieras.

Elegimos el de temporada.

Y entonces, ¿qué fue lo que más te gustó?

El menú empieza con un snack de bienvenida con dos bocados, una roca de pulpo y un lomo de orza con calabacín que a todos nos gustó muchísimo, era como una explosión de distintos sabores en tu boca que se iban sucediendo poco a poco.

Esto dio paso a la cascada de tapas pequeñas pero muy interesantes, unas cuatro o cinco en los que se daban cita de nuevo ingredientes típicos de la zona, financier de caza, croquetas de pringá del cocido, sopa de picadillo, todos envueltos en modernos outfits, que podías tomar con la mano y que dejaban sensaciones muy chulas en el paladar.

Picoteo nivel Dios.

Estos bocados dieron paso a platos de mayor envergadura, que es lo que a mí me gusta.

Nos salimos por un momento de La Mancha, para hincar el tenedor en una ventresca de atún rojo marinado en una salsita que estaba de vicio, y decorado con unas hebras de no se qué un poquitín picantes y que servían para realzar la belleza del plato y dotarle del punto creativo del que no es que enorgullezca mucho el chef manchego, al menos en su papel televisivo, pero que sin duda constituye unas de las claves por las que El Bohío se hiciera con la merecida estrella Michelín.

ventresca atún el bohío Pepe Rodríguez

Ventresca de atún, caldo especiado, aguacate, cilantro y soja.

También me gustó mucho, muchísimo, un plato de cordero, picaña de cordero cocinada (supongo) a baja temperatura. Se deshacía en la boca a la vez que apreciabas el delicado sabor de esta carne tradicionalmente manchega.

picaña de cordero EL Bohío Pepe Rodríguez

Picaña de cordero, hinojo, careta y queso fresco especiado.

Y ahora viene lo que para mí fue el mejor.

Dicen y creo que es verdad, que cuando tomas algo por primera vez no aprecias si el sabor es verdaderamente bueno o no tanto, pero lo que sin duda me gustó más y eso que no lo había probado nunca porque no soy especialmente del tema vísceras,  a pesar de la fama que tienen, fue el que es el plato estrella de la casa, “los callos de Pepe”.

Diría de este guiso, que además de en Madrid es muy típico de Castilla- La Mancha que tenía un sabor espectacular.

Los callos muy buenos, gelatinosos como son estas vísceras, pero en su punto, blanditos pero no desmoronados, acompañados de  su choricito y todo en una sabrosísima salsa untuosa un pelín picante. Un plato muy intenso, como debe ser. 

En fin, un no para de mojar ese pan que elaboran en la casa, un pan blanco y otro negro, de estos con buena miga, y que te recuerdan al pan que compras cuando vas a echar unos días en una casa rural.

Telita el plato.

Nos vino de lujo para entonar la maquinaria un día duro de invierno, y preparar el estómago para lo que se vendría por la tarde y…noche.

los callos de Pepe Rodríguez Masterchef (El Bohío)

Los famosos «Callos de Pepe»

¿Lo regarías con un buen vino no? o tiraste de cervezas como siempre ¡cateto!

Eh…sin faltar. 

Si si, pedir vino en un sitio como El Bohío es casi obligado.

Sabes que no entiendo mucho, más bien casi nada de vinos… pero creo que las botellas que elegimos estuvieron bien elegidas en función de los platos que nos iban poniendo.

Las recomendaciones del atento sumiller fueron realmente buenas.

Aunque si te digo la verdad, solo recuerdo el nombre de una de las tres botellas de vino que pedimos. Por cierto, la bodega de El Bohío no es que sea espectacular, de hecho no había vinos de Huelva…. hombre Pepeeee!!

Quizá lo recuerdo por el curioso nombre, –¡también tiene tela las bodegas nuevas jugando a ver quién es el más original bautizando sus vinos!–.

Se llama La Hormiga de Antídoto, y nos lo recomendó el sumiller al pedirle un Ribera del Duero. Es un vino soriano.

Maridaje de 10 para pasar sin apuros los callos de Pepe.

¿No llegaste al postre, entiendo, no…?

Postre no, los postres.

Nos pusieron hasta tres postres, primero un helado de azafrán con fruta de la pasión y pomelo en una salsa de campari y naranja, buoahhh, fresquito que entró de maravilla.

postre helado de azafrán el bohío de Pepe Rodríguez

Sopa de campari y naranja, helado de azafrán, pomelos y mojo

Después chocolate en tres texturas, prácticamente lo tuve que dejar casi intacto, ya no podía más. Y para finalizar, junto al café (que no tomamos por falta de tiempo) pusieron unos mini bocaditos dulces (locuras dulces) en línea con el resto del menú, riquísimas. 

Ya se que para tí es un sacrilegio haber dejado el chocolate, pero estaba hasta arriba y ya sabes que tampoco es que sea mucho de dulce. Te  he contado lo que dice un amigo cuando alguien le ofrece un dulce o un trozo de tarta… ¿has visto algún borracho que le guste el dulce?

comer en El Bohío Illescas

Pequeñas locuras dulces para el café

Fatal lo del chocolate pero bueno.. ¿me vas a contar lo de Pepe, apareció el de masterchef en escena o qué ? …cuenta cuenta …

Mira.

 

El servicio que tiene Pepe cumple, profesionales, todo en orden. De hecho estábamos un poco preocupados porque, como te digo, habíamos quedado con el taxista de vuelta a Madrid a una hora y constantemente nos preguntaban si estábamos bien de tiempo y tal, por si era necesario que se apresuraran. 

 

Pues eso, un trato atento y cordial. Se echó en falta, si acaso, un punto más informal, algo de simpatía o transmitir algo más que el mero recitar lo que pone la carta cuando salen los platos. Pero bueno, en línea con la atmósfera de la casa. 

 

Si me preguntas por Pepe en concreto, pues sobre él te puedo decir lo mismito.

 

Apareció por nuestra mesa justo antes de irnos y nos preguntó muy cortésmente, muy políticamente, que si todo había ido bien, que si todo a nuestro gusto y bla bla…su tono era muy plano, serio, polite que dirían los guiris.

 

Un discurso que parecía un poco forzado, muy distinto a la sonrisa, gestualidad, talante y a la forma de ser de la que hace gala en la tele. Vamos que no se terció ni hacernos una foto con él.

 

La duda que tenemos cuando comentamos la jugada los amigos, es si tendría un mal día o realmente Pepe es así, un tanto tímido y sobrio como El Bohío, y cuando está actuando realmente es la tele. En fin, creo que nunca lo sabré.

La cara de Pepe cuando nos daba las gracias por acudir a su casa. (Sino era esta exactamente, se parecía..)

Te fuiste con mal sabor de boca entonces y encima… la dolorosa, pfff….

Bueno.. no con un mal sabor de boca porque lo que más merecía la pena, y lo que es la esencia del club es degustar restaurantes top de España, y el objetivo se cumpió con creces, pero claro, cuando te cambia tanto la percepción que tienes de una persona, pues sí, te quedas un poco frío, la verdad.

 

Y en cuanto a la dolorosa, pues… no tanto, no creas.

 

El menú degustación junto al vino nos salió por 125€, no está nada mal calidad precio, así que en mi opinión está super justificada.

Me alegro por tí, porque os habéis empachado de lo más florido de la gastronomía y la cultura manchega …

Ummm, lo dejamos aquí, no me hagas hablar de florido, Florida, floride….

Restaurante El Bohío, Av. Castilla La Mancha, 81, 45200 Illescas, Toledo

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